lunes, 21 de octubre de 2013

APRENDÍ QUE...

Aprendí que... Los abuelos hablan despacio porque ya consumieron todo el afán de sus vidas.
Aprendí que... Los niños preguntan mil veces ¿por qué? tan solo porque aún no han coartado su curiosidad.
Aprendí que... A veces es más sincera una sonrisa silenciosa que un ¡Hola! escandaloso.
Aprendí que... Las únicas mentiras reconfortantes son las que van acompañadas de un ¡sorpresa! y mil alegrías.
Aprendí que... Quién llora en soledad, lo hace porque no quiere herir a nadie más.
Aprendí que... En los momentos menos pensados aparecen las personas menos imaginadas y te hacen sonreír.
Aprendí que... Quién ríe con amigos, ríe con más ganas.
Aprendí que... Necesitas de no hacer nada, para valorar todo lo que haces.
Aprendí que... El silencio es el mejor de todos los consejeros
Aprendí que... Quién mucho habla, poco dice.
Aprendí que... Nos dieron dos oídos y una sola boca por una razón, se debe oír el doble de lo que se habla.
Aprendí que... La humildad es la verdadera riqueza de un hombre.
Aprendí que... La verdadera belleza no lleva etiquetas, ni se ciñe a estereotipos, es del alma y se refleja en la mirada.
Aprendí que... El dinero es solo un mal necesario y debe estar en nuestra vida de paso, jamás tener más importancia que nada o que nadie.
Aprendí que... Las mejores sorpresas costaron $0

Aprendí que... El abrazo más sincero ya lo vivimos, nos lo dio nuestra madre y teníamos minutos.
Aprendí que... Se vale arrepentirse de un cero académico pero no de un descuido con las personas que amas.
Aprendí que... No somos nada y nos creemos  todo.
Aprendí que... Los años y las marcas que van dejando son solo recordatorios de las experiencias que ya vivimos.
Aprendí que... AÚN ME FALTA MUCHO POR APRENDER


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